sábado, 18 de febrero de 2017

Un cortito sobre el horóscopo, Thor y el Big Bang

Alguno recuerda a Orugario? Bueno, volvio, y en forma de fichas.
Pero Orugario hoy no es machista, hoy es intolerante.
Orugario una vez salio con una chica a tomar algo, y en medio del tomar algo, a la señorita se le ocurrió preguntarle a él de que signo era. 
Algo contrariado por la pregunta, respondió que era de libra, a lo cual la mencionada señorita contesta con una serie de deducciones respecto de la afinidad entre el signo de Orugario y el suyo propio, calculando variables en cuanto a la personalidad de ambos y, si bien no lo dice en voz alta, decidiendo si son compatibles o no. 
Pero por suerte Orugario le ahorra el trabajo (arduo podemos imaginar, calcular la cantidad de variables que afectan el movimiento estelar debe ser una labor hercúlea). Nuestro protagonista ya decidió, casi al escuchar la pregunta inicial, que esta chica es una idiota. Sentimiento contrario al que venía teniendo, ya que le parecía un ser bastante interesante. Pero Orugario ya está decidido. 
"Esta boluda piensa que por que el sol estaba en algún lugar en particular el dia que nací ya puede deducir como fue mi vida... pobre idiota". Un rato más de charla para disimular, un bostezo poco escondido seguido de una disculpa exagerada y una explicación para el acto que nadie pidió y listo, cada uno a su casa. Libertad.
Es recién días después que Orugario vuelve a ese recuerdo y se choca con algo que lo incomoda. 
Y está bien que lo incomode, porque Orugario se precia de ser un tipo razonable que trata de llevar todas las situaciones al terreno de lo lógico, y recién acaba de caer en la cuenta de que concluyó que la señorita era una idiota por lo que creía, cuando él, desde su nacimiento predica su catolicismo, y mal que le pese, tiene las mismas evidencias para sostener sus creencias que Doña Horóscopo tiene para sostener las suyas.
Entonces Orugario toma una decisión, drástica como a él le gustan, pero comprometida con su modo de ser (o el modo que le gusta proyectar al menos): o deja de pensar que el horóscopo es una imbecilidad o se replantea el por qué cree en dios y todo lo predicado en su religión.
Resulta ser que es imposible dejar de pensar que el horóscopo es una imbecilidad justamente porque lo es, entonces Orugario finalmente encuentra la salida a la crisis de fe que arrastra hace años y que no quiere conocer.
“La lógica me va a salvar!”.
Y esta es, oficialmente, la introducción más larga que he hecho para presentar un tema. Hablemos de esto, juzguemos a Orugario, discutamos su punto y veamos que hay ahí dando vueltas.
Desde que el hombre es hombre que cree en cosas sobrenaturales. Tal vez sea para responder de un modo práctico cosas de las que todavía no tenemos respuestas (o no hemos hecho las preguntas adecuadas), tal vez sea para facilitar el modo de transmitir un mensaje, algo así como cuando éramos chicos y le decíamos a nuestros hermanos “Mamá dice…”. La sola invocación de ese nombre hacía que todo sucediera más rápido, incluso cuando mamá no había dicho nada (y esta frase de golpe tiene un sentido increíble que no calculé al redactarla).
Pero vayamos un paso más atrás. Dijimos que el origen más común para las creencias sobrenaturales es encontrarle la explicación a algún fenómeno que todavía no entendemos, lo que implica el ansia, tal vez mucho más humana que la fe, de querer saber. Queremos saber, necesitamos explicarnos a nosotros mismos el mundo que nos rodea. De acá surge un concepto que siempre me resultó muy interesante y que Neil Degrasse Tyson expone perfectamente en estos tres minutos: El Dios de los vacíos.


Básicamente se resume en que en toda ciencia siempre se encuentra una frontera, y que usualmente ahí es donde se lo ubica a dios.
En un principio nadie sabía nada del origen del mundo, por lo que tenemos los distintos génesis para distintas culturas. La Creación para los judeocristianos, el cuerpo de un gigante para los vikingos, etc. Miles de años (y descubrimientos después) tenemos a un señor al que se le ocurrió la idea del Big Bang, y ahí tenemos una nueva frontera. Entonces, ¿dónde ubica mucha gente a dios? “Y… algo debe haber generado el Big Bang”. Asumo que eventualmente vamos a saber que paso antes del Big Bang, y para ese entonces nuestros dioses van a tener que correrse de ahí también.
Las ciencias son esa parte interna nuestra que hace miles de años se negó a conformarse con un “Ese rayo debe ser Thor golpeando con su martillo porque está enojado” (Mjölnir para los curiosos).
Las ciencias siguen preguntándose, y no necesitan llenar esos vacíos, cuando son justamente éstos los que las mantienen vivas. Si ya todo tuviera respuesta, ¿para qué seguir preguntando? Si mi personalidad está determinada desde el día que nací por la posición de las estrellas, ¿para qué intentar cambiar lo que no me gusta? Si todo es parte de un plan divino, ¿dónde queda el libre albedrío? Si creyera esas cosas no haría nada, ni que mi voluntad tuviera el peso suficiente para desafiar la divinidad de dicho plan, no hay que ser tan pedante.
Orugario hoy ya aprendió que no tiene que ser tan taxativo, porque no puede negarle a nadie el derecho de creer lo que se le cante, pero tampoco tiene pruebas para pensar otra cosa que no sea lo que se puede evidenciar de modo fehaciente. Orugario hoy es agnóstico. Y creo que yo también.


Pdta: soundtrack de este texto: Sólstafir - Ótta


jueves, 1 de diciembre de 2016

Se me cayó esto...

-Me gustás- dijo él.
Pero ella no lo tomó en serio.
-En serio te digo, me gustás- insistió él.
Pero ella siguió sin confiar
Por tercera vez él intentó:
-No se por qué no me crees, te estoy diciendo en serio, me gustás-
¿Pero cómo iba a creerle?
Su postura amistosa seguía intacta. 
Su actitud corporal no se había inmutado.
Sus tonos de voz eran inmutables.
Su boca decía algo, pero su cuerpo se disociaba.
Él no estaba expresando un deseo, estaba exponiendo una situación.
-Te estoy informando de algo. Algo que no afecta en lo más mínimo nuestra situación actual. Solo expongo un concepto. Pero no me afecta. No me cambia, no me mueve. Todo sigue igual-
Y si todo seguía igual, ¿por qué creerle que había cambiado algo, que de golpe sentía algo distinto?.
Y ahí se quedó, preguntándose por qué su táctica perfecta de exponer lo que sentía directamente no había funcionado. Y ahí se quedó, enojado con el resto y con el mundo en su totalidad.

viernes, 26 de febrero de 2016

ESTADO DE FACEBOOK

Algo gracioso y exagerado, 
Pero profundo e inteligente.
Algo que me represente como individuo,
Pero que me haga parte de las masas.
Algo que muestre quien quiero ser,
Pero que tambien muestre quien soy.
Algo que genere intrigas,
Pero que diga a gritos lo que necesito.
Algo que llame la atencion,
Pero que pase desapercibido.
Algo interesante y actual,
Pero que no aburra a nadie.
Algo que entiendan unos pocos,
Pero que lo lean absolutamente todos.
Algo poetico y sentimental,
Pero a la vez misógino y machista.
Algo que me haga ver progresivo,
Pero que disfrace la verdad conservadora.
Algo genial y novedoso
Pero sobre cosas viejas y manoseadas.
Algo... Algo...

lunes, 19 de enero de 2015

CRÓNICA MUNDIALISTA

Vamos a dejar de lado los viajes algo introspectivos de Orugario por un rato y dar paso a una historia épica, comparable, tal vez, con las peripecias que tuvo que pasar Ulises para regresar a su amada Ítaca, o las pruebas que superó Hércules para demostrar su ascendencia divina, o cualquiera con un smartphone tratando de superar el nivel 97 del Candy Crush, estaría mal dejar de lado a estos héroes anónimos.
Solo para hacerlo interesante vamos a evitar dar nombres propios, en su lugar, voy a inventar apodos que vayan de acuerdo a lo que cada uno de los personajes de esta epopeya hizo durante la noche.
Es así como, por ejemplo, tenemos al “Sargento Cabral”, a “La Pelada”, “El Iluminado”, y otros más que, en su debido momento serán nombrados y sus apodos, explicados.
Empecemos por el principio, como debe ser. Alrededor de una semana atrás, La Barba descubrió, luego de una búsqueda proactiva, algo que llamó poderosamente su atención mientras recuperaba parte de la plusvalía navegando por los dominios del Facebook. ¿Un nuevo libro? ¿Una charla interesante de TED? No, para giladas están los giles. Descubrió un torneo de Beerpong a realizarse unos días más tarde en un local cercano a los domicilios de los que, todavía sin saberlo, ya formaban parte de esta aventura. El momento de duda duró poco y nada. Automáticamente un mensaje fue enviado. En otras épocas, para avisar de un peligro o llamar a los guerreros a la batalla se hacían sonar cuernos, se prendían almenas o sonaban tambores y trompetas. Esta vez simplemente se envió un mensaje al grupo de WhatsApp llamando a quienes tuvieran las agallas (es una palabra algo nerd y de traducción latina de película, pero aplica impecablemente al contexto). Tal vez no sea tan épico, pero nadie puede discutir la efectividad del método usado, ya que en menos de cinco minutos se había formado el escuadrón. Lo de los cinco minutos es algo exagerado. Fue un poco más, porque algunos no revisaron el teléfono instantáneamente, pero se entiende el punto.
Para los que no saben que es el Beerpong, antes que nada, deberían enfiestar más. Básicamente se colocan vasos con cerveza en forma de triángulo en ambos lados de una mesa (las medidas pueden variar) y el objetivo es tirar una pelotita de ping pong (hete aquí el origen del nombre) y embocar en los vasos del equipo rival. Cada vez que se emboca un tiro, el otro equipo debe tomar todo el contenido del vaso. El primero en eliminar todos los vasos ajenos, gana. Simple y divertido. Lo interesante es que a medida que pasan los partidos el nivel de alcohol en sangre aumenta, y los tiros se desvían. Estoy seguro que algún lector avezado en las artes de la estadística y los gráficos podría armar una relación entre ambos conceptos.



Los gladiadores que respondieron el mensaje fueron La Pelada, El Sargento Cabral, El Iluminado y El Gatito. Ellos llevarían la bandera del equipo lo más alto posible, con el apoyo del resto del grupo que decidió unirse a modo de hinchada, como otrora sucediera en El Coliseo cuando uno de los luchadores era favorecido por el pueblo hambriento de sangre y se vitoreaba su nombre durante la lucha (si, empecé a ver Spartacus de nuevo, así que las referencias van a abundar).
Luego de un debate, se concluyó que el nombre del equipo sería “La Barba del Bebé”. Para explicar la parte de “La Barba” vale aclarar el fetiche que tenemos todos con las barbas, incluso aquellos que carecen de ella. Este tema será tratado eventualmente en otro post. Para explicar la parte “del Bebé”… bueno, no sabemos muy bien por qué, pero a todos nos pareció apropiado, por algún motivo desconocido.

De izquierda a derecha: El Gatito, El Sargento Cabral, La Pelada, El Iluminado

Un pequeño saltito hacia adelante en el rio del tiempo (“que tipo profundo, mira las cosas que escribe”) y llegamos al sábado, día del evento que elevaría a la gloria a nuestros protagonistas o los hundiría en la vergüenza eterna (“bueno… se creyó lo de ser profundo y ya está yendo al carajo”). Luego de una breve, pero efectiva sesión de entrenamiento y la llegada de “El DT” la comitiva se dirigió al Coliseo Cervecero, El Campo de Batalla, El Boliche de Olivos. Y como se dijo, los luchadores no fueron solos. La comitiva que los acompañó fue agrandándose a medida que pasaba el tiempo. Fue así como El Bigote, La Obesidad, El Nerd, La Violinista, La Paul Dancer y Yama (nadie te quiere, no te mereces apodos) fueron testigos de los eventos que a continuación se relatan.
Antes de pasar a los partidos vamos con una breve explicación del sistema.
Treinta y dos equipos, sistema igual al de cualquier mundial. Ronda de grupos, cuatro equipos por grupo, pasan los mejores dos de cada ronda a octados de final y luego es por eliminación directa.
La única particularidad es que cada mesa (había 6 en total) tenía algún tipo de “cualidad” que permitía que los tiros valieran doble, o duplicar la cantidad de tiros, etc.
Y vamos con el primer partido. Ya desde el inicio la comitiva que nos compete (en realidad fue simpete, estos muchachos morirán vírgenes) resaltó por su nombre. Apenas fue llamada por micrófono para presentarse en la mesa “BEACH” el relator hizo un comentario sorprendido por la originalidad, la potencia y la presencia del nombre del equipo, La Barba del Bebé. Qué gran modo de presentarse.
En realidad el comentario fue más hacia el lado de “No puedo creer que haya gente tan boluda”, pero todo es relativo, y en ese momento de euforia, nuestros héroes lo tomaron como un piropo.
El primer contrincante fue el equipo FrancoCanadiense. Indagar sobre el origen de dicho nombre hubiera requerido cierto nivel de charla cuasi amistosa con ellos, y cualquiera que haya visto aunque sea dos películas de Arnold Schwarzenegger sabe que nunca hay que hacerse amigo del contrincante. Lo de Arnold Schwarzenegger no tiene nada que ver, solo quería demostrarles que se escribir el nombre sin usar Google, aunque no tienen modo de comprobarlo.
La particularidad de la mesa “BEACH” era que, además de estar los vasos posicionados sobre una base de arena, cada equipo poseía un par de anteojos que incomodaban la visión. En caso de realizar el tiro con esos anteojos y embocar la pelotita el tiro valía el doble. Con lo cual en vez de eliminar un vaso, se eliminaban dos.



Luego de un breve piedra-papel-tijera para ver qué equipo realizaba el primer tiro (la buena piedra, nunca pierde) arrancó el partido, realizando La Pelada el primer tiro. Sin dudarlo se puso los anteojos, y con la severidad que otorgan los años de experiencia en tan altivo deporte, anotó el primer vaso que, como fue explicado anteriormente, valió doble por tener el tirador los anteojos puestos. El golpe agarró desprevenidos a los contrincantes, que hasta ese momento creían que era todo amistoso. Luego de semejante arranque comprendieron que La Barba del Bebé no era rival para tomar en broma.
El primer tiro de FrancoCanadiense quiso imitar lo logrado por La Pelada, usando los anteojos, pero sus rodillas temblaban todavía luego del primer golpe anímico recibido y erraron su objetivo.
El siguiente en tirar por el lado de La Barba del Bebé (de ahora en más será solo La Barba por problemas directamente relacionados con el nivel de agotamiento que genera escribir el nombre completo cada dos renglones o, en otras palabras, paja) fue El Sargento Cabral, que en un acto provocador, como hiciera Mohammed Ali durante sus luchas, erró el tiro a propósito, dejando clara la tranquilidad que tenía el equipo. Pero dicha táctica no funcionó como se esperaba y los rivales anotaron el siguiente tiro, anteojos incluidos, poniéndose a la par de nuestros héroes.
Acto seguido, El Iluminado, con una fe ciega en la táctica utilizada por El Sargento, hizo exactamente lo mismo y, a propósito, erró su tiro, volviendo a demostrar la grandilocuencia de un equipo que confía plenamente en su poder. Eso es lo que se llama trabajo en equipo. Se planteó una estrategia y se la llevó a cabo a pesar del tropiezo inicial, y, Thor mediante, funcionó, ya que los contrincantes fallaron si siguiente tiro.
Los ánimos estaban en el lugar indicado para iniciar el final. El Gatito se puso los anteojos, miró fijo hacia su objetivo y con la certeza que solo alguien que sabe que su belleza está distrayendo al público femenino, acertó el tiro, dejando a los rivales con solo dos vasos restantes. Los ánimos de FrancoCanadiense se precipitaron hacia abajo como esquiador en bajada libre, tratando de batir el record mundial de velocidad… con propulsores en la espalda… y hielo en vez de nieve… a 90 grados en comparación con el suelo… en un planeta con una gravedad diez veces más fuerte que la de la La Tierra.
La presión fue demasiada y fallaron su siguiente intento, dejando el partido en manos de La Pelada, que, como si estuviera en el living de su casa, se puso los anteojos y dio vuelta su gorra, anunciando así lo que todos ya sabían que iba a suceder pero nadie se animaba a aseverarlo. De más está decir que el tiro fue tan certero como el anterior, anteojos puestos, vasos por dos. Chau, cest finni, au revoir, omelette du fromage. Vale aclarar que la duración del partido fue de no más de tres minutos. Ese fue el tiempo que le tomó a nuestros héroes acabar con la autoestima de los FrancoCanadienses.
                Como se dijo antes, el nombre de la mesa era “BEACH” (“PLAYA” en inglés) que curiosamente suena muy parecido a la palabra “BITCH” (“PUTA” en inglés) que es exactamente en lo que convertimos a los que se animaron a pararse en frente de La Barba.
El siguiente encuentro fue contra un rival casi tocayo del anterior, lo que tal vez fue uno de los motivos por los cuales los gladiadores de La Barba entraron más confiados de lo que deberían. FrancoArgentino era el nombre de la pareja rival, y su nombre se debía a que él era argentino, francesa era ella. O eso creemos. Tal vez era gangosa y nosotros dimos por sentada su ascendencia gala solo para justificar el nombre de los oponentes.
La mesa en donde se jugó se llamaba “WIMBLEDON” y su particularidad era que se tenía la posibilidad de hacer valer por dos la “embocada” si en vez de la mano se utilizaba una paleta de ping-pong para realizar el tiro. Tarea complicada, pero alcanzable.
Hay que aclarar que al llegar a este encuentro el alcohol ingerido previo, durante y luego del primer partido empezaba a hacer efecto, uno de los riesgos del juego, pero que definitivamente ayudó al ánimo del equipo, aunque no tanto a su puntería. Tampoco ayudó mucho a la memoria, por lo que los detalles se van haciendo cada vez más escasos, sepan disculpar.
La Pelada, manteniendo hasta ese entonces un record perfecto, acertó el primer tiro. Pero el argentino contrario no se quedó atrás.
Luego de idas y vueltas, intentos fallidos con la paleta de ping-pong y muchos gritos con cada tiro acertado, el partido se puso 5 a 4 a favor de la pareja enemiga. La Francesa, que lo único que había logrado hasta entonces había sido que la pelotita pegara en la mesa, decidió que el tiempo de espera se había alargado de más, y demostrando el por qué los franceses son las putas de Europa, acertó el último tiro, haciendo que La Barba probara el sabor amargo de la derrota por primera vez en la noche. Puta de mierda.
La situación al final de la segunda ronda de partidos dentro de la zona de nuestro equipo favorito era complicada. Todos los equipos habían ganado un partido y perdido otro, obligando a La Barba a ganar el siguiente si querían pasar a la siguiente ronda.
Como los grandes héroes de antaño, que frente a la adversidad y bajo presión saben salir airosos, así también se comportaron nuestros gladiadores.
“Ave, Caesar, morituri te salutant”, que se traduce como “Salve, Cesar, los que van a morir te saludan”. Esa fue la actitud de La Barba. Si han de morir, que sea de pie, con las botas puestas, un vaso de cerveza en la mano y rodeados de seres queridos. O en una pelea contra un dragón, esa si sería una muerte épica.
El siguiente rival constaba de cuatro jugadores y el nombre del equipo no lo recuerdo. Por lo que los llamaremos “MUERANSE, SORETES”. Aunque dicho nombre representa más nuestra actitud hacia ellos.
El campo de juego se llamaba “Las Vegas” y contaba con una ruleta en el centro. El jugador a cargo del tiro podía elegir hacer una puesta al color, tanto rojo como negro, y en caso de acertar accedía a un tiro extra, aunque en caso de fallar, perdía el turno.
El partido arrancó muy parejo, y se mantuvo así hasta el final. Pero antes de llegar a eso (mind you, there’s some epic shit about to be written (esto es para demostrar que se hablar inglés, tengo problemas de autoestima, sepan disculpar (este es otro paréntesis dentro del paréntesis en el otro paréntesis… como los sueños en “El Origen”, pero con paréntesis))). Perdí el hilo… ah, antes de llegar al final del partido sucedió algo increíble ideado por El Iluminado. Los árbitros de los partidos eran pulposas señoritas con ropa que dejaba bastante poco a la imaginación. Nos guste o no, seguimos en una sociedad machista, me remito a posteos anteriores para ver este tema. Pero bueno, en fin… poca ropa y muy buena onda, como si les hubieran pagado por bailar y sonreir y animar a los jugadores.
En un momento de lucidez extrema, y dándose el lujo de jugar con las probabilidades, El Iluminado sugirió la idea de que, en caso de favorecer los Dioses (los viejos y los nuevos) el tiro de la ruleta y salir el color elegido por el jugador, la animadora debía volcar lo que quedaba de una botella de cerveza sobre la parte superior del torso, o, como un amigo poeta supo expresarlo de un modo casi Homérico, “¡TIRATE LA CERVEZA EN LAS GOMAS!”. Si, un caballero.
La ruleta no ayudó en esa ocasión, pero de algún modo, el equipo contrario entendió que eso era a favor de todos los presentes, por lo que también realizaron la misma apuesta. Esto sucedió tres o cuatro veces, hasta que finalmente la suerte estuvo del lado de los presentes. Y la animadora, mujer de palabra como ya no las hay, cumplió con su parte del trato. Los hombres vitorearon, las mujeres miraron con mezcla de envidia y odio, Lisa lloró, Maggie rió, fue todo una confusión. Un espectador, tal vez motivado por el relato de Edipo Rey, se arrancó los ojos con un pepino al no creer lo que veía, lo cual genera una gran pregunta para analizar en otra ocasión tal vez… ¿De dónde sacó el pepino?.
Pero volvamos al partido. A esta altura todos se consideraban ganadores, pero la realidad era que todavía faltaba definir el partido, y el tiempo escaseaba. El organizador del torneo, hombre de barba prominente y que evidentemente estaba de nuestro lado gracias a nuestro nombre, nos avisó que podíamos hacer tres tiros más cada equipo antes de finalizar el partido, aquel que embocara primero, ganaba. Pasaron los cinco primeros tiros y todo indicaba que el partido terminaba en empate. Pero allí apareció el Sargento Cabral. Se hizo una burbuja de silencio alrededor de la mesa, el aire podía cortarse con un cuchillo, aunque técnicamente siempre se puede cortar con cuchillo, ¿o no? El Sargento apuntó, disparó y la pelotita, que decidió tomarse todo el tiempo del mundo en llegar a su destino, impactó en el borde de uno de los vasos contrarios y empezó a girar frenéticamente dentro del mismo. Si bien todos sabíamos que el tiro había sido un éxito, nadie se animó a festejar hasta que la esfera decidiera, efectivamente, detenerse, no fuera cosa de que los hados nos jugaran una mala pasada dejándonos celebrar para luego arrebatarnos el triunfo. Pero no, por suerte los hados no existen, y si lo hacen, no son tan bromistas como otros dioses, que si existen, como Thor. La celebración fue sublime. La tensión acumulada durante el final del partido estalló en vitoreos y gritos a favor de La Barba, que festejó más este triunfo que la victoria Argentina sobre Holanda en la última copa del mundo. Este triunfo fue de ellos, por ellos y para ellos. Lo que todavía no entendemos es por qué apodamos al Sargento Cabral de ese modo, no sacrificó su vida por la causa. Suponemos que en el momento de vorágine, alegría y borrachera tuvo mucho sentido llamarlo así. Menos averigüa Thor y más perdona.


Pdta: La barba perdió el siguiente partido en octavos de final. Mueranse, putos. Volveremos en forma de fichas.

domingo, 16 de noviembre de 2014

LGBT

Por primera vez (y no la última) tuve el placer de ir a la marcha por el Orgullo Gay en Buenos Aires.
Y que fiestón. Se celebró la diversidad, el avance de la sociedad y los implantes (siliconas, siliconas por doquier). Desde un punto de vista filosófico y siguiendo la línea de pseudo filosofía progresista de las redes sociales que me gusta seguir, podría decir que técnicamente no debería haber ninguna marcha del Orgullo Gay, que todos somos personas, que lo que importa es el amor y hacer el bien, y otros pensamientos con la profundidad de un charco. Lo que no les quita verdad.

Pero vayamos a lo importante y lo que los diez lectores de este blog quieren saber: ¿Cómo vivió Orugario todo esto?. Vale aclarar que de ahora en más Orugario será una suerte de alterego, como el Slim Shady de Eminem, el Mr. Hyde del Dr. Jekyll, o el Hulk de Bruce Banner. 

Partamos de la premisa de que Orugario es un imbécil, como se dejo bien en claro en una entrada anterior (que puede adquirir en el hall de la entrada del Teatro o, en su defecto, en el link al historial que aparece a la derecha de su pantalla). Pero a Orugario no le interesa que todos sepan que es un imbécil. Así que trata de disimularlo y hacerse el progre yendo a la Marcha del Orgullo Gay. 

Por algún motivo, ese machismo intrínseco que tenemos la gran mayoría de los hombres adentro nos hace pensar varias cosas, entre las cuales podemos destacar las siguientes:

1)"Es gay, seguro me quiere coger". Por supuesto, porque a un hombre gay no le importa ni la estética, ni el atractivo físico, ni nada más. Básicamente es una maquinita depravada que lo único que quiere es cogerse otros hombres. La lógica es innegable. Orugario, bajate del caballo, no estás tan bueno.

2) "Es lesbiana porque seguro nadie se la cogió bien" que suele venir acompañado de "Si la agarro yo, la traigo de nuevo al lado bueno de la Fuerza". Acá podemos usar una alegoría algo idiota pero que puede servir. Me gustan las mandarinas, pero la mandarina que comi el otro dia estaba fea. Mejor dejo de comer mandarinas toda mi vida y como manzanas aunque no me gusten. A Orugario en ningún momento se le ocurrió pensar que tal vez, solo tal vez, a esta señorita X simplemente le gustan las manzanas y no tiene absolutamente nada que ver con las mandarinas. Y ahi atacamos el siguiente punto: si no te gustan las mandarinas, por mas que te den la mejor mandarina del mundo, probablemente no cambies de opinion sobre las mandarinas (eso dando por sentado que la mandarina de Orugario es la mejor del mundo, concepto sobre el cual tengo serias dudas). A mi me pasa con el apio por ejemplo, ni aunque me den el mejor apio de mundo me va a gustar. Me gusta el tono inocentón que tomó esto, claramente ya estoy preparado para explicarle a un menor como se hacen los bebés.

3) Si es gay es porque tiene algún problema, seguro lo tocaron de chico o algo así. Obviamente el origen de la homosexualidad se puede explicar con algún trauma de la niñez, ¿quién en su sano juicio podría elegir serlo?


Orugario, necesitás terapia urgente.

Pero por otro lado a Orugario le conviene juntarse con esta gente enferma. Por algún motivo que seguramente no tiene nada que ver con lo simpático o agradable que puede llegar a ser alguien que no está constantemente tratando de levantarselas, a las mujeres les gusta la compañía de sus amigos gay. Y ahí es donde Orugario ver una luz de oportunidad. Porque también aprendió que por algún motivo todavía desconocido (sospecho seriamente porque el hombre homosexual se cuida mucho mas que los neanderthales heteros que se rascan el escroto en público) las mujeres suelen calentarse durante estas reuniones (trolitas todas, de más está decirlo). Y cuando deciden que necesitan algo de atención extra... BOOM! No tienen demasiadas opciones. Entonces, a pesar de su imbecilidad o su falta de atractivos, Orugario se convierte automáticamente en un candidato pasable para dicho fin. Es similar a cuando uno abre la heladera diez veces en una hora y finalmente termina comiéndose esa hoja de lechuga que sobró de la ensalada del domingo. La hoja de lechuga no cambió, pero si cambiaron las espectativas de encontrar algo mejor. Bien Orugario, pegaste una.

Pero no todo son tragos dulces. Para el espanto de Orugario, durante toda la tarde que pasó en la marcha, no puedo evitar sorprenderse a sí mismo mirando con más que interés las piernas de alguna señorita que luego de un análisis quisquilloso terminó siendo una no-señorita. Y por quisquilloso nos referimos a notar la presencia de una nuez de Adán, un timbre de voz algo sospechoso o directamente una prominente barba.


Y esto le molesta a Orugario, porque en su cerebro machista no le cabe la idea de que le puedan gustar las piernas de algo que no sea una mujer. Pero le molesta más aún que en algún rincón de su oscuro cerebro, un pequeño indicio de lucidez le haga pensar "¿Y si me estoy periendo de un montón?". Pero deshecha la idea al instante con el siguiente comentario "Es mi vida, ¿a quién carajo le importa?". Oh, la ironía.


JMR


viernes, 14 de noviembre de 2014

Un accidente

Esta historia la debo haber contado miles de veces pero nunca lo había escrito... vamos a hacer un poco de catarsis.
Hace cuatro años cambie. Primero y principal, cambie de cara... los que me conocen desde hace mas de 4 años sabran recordar (espero que no) mi abundante nariz. Los que no, bueno... zafaron.Pero lo más importante fue que cambie mi mentalidad. Cambie mi forma de ver las cosas y la forma de encarar lo que me pasa. Hace cuatro años renací.Para los que no están al tanto porque no se animaron a preguntarme por mi cicatriz (son los menos) lo resumo: hace cuatro años tuve un accidente andando en snowboard y tuvieron que ponerme placas de titanio en la cara para reemplazar el hueso destruido. Estoy muy seguro que hay una forma mucho mas técnica y precisa de definirlo, espero que algún lector avezado en las artes de la medicina pueda ayudarme con esto. Pero hablando mal y pronto (la única manera en que sé hacerlo) me hice mierda. Y no solo eso, sino que estaba solo y en otro pais. Me dijeron que iba a estar en el hospital un mes, y yo ya había decidido que iba a enfrentarlo solo. Era mi primera experiencia por mi cuenta y uno de los riesgos era que pasara algo, por lo cual la decisión fue que ninguno de mis padres viajara a acompañarme. 
Asi que el panorama era el siguiente: un mes de hospital, solo, sin poder ver ni moverme debido a la hinchazón general de la cara y la rotura del tobillo (si, tambien me rmopi el tobillo, pero esa lesión empalidece frente a la de la cara). Cuando finalmente entendí bien todo lo que estaba pasando y lo que iba a tener que pasar tomé una decisión: esto no me va a ganar. El razonamiento fue bastante simple dentro de todo, no es la gran cosa. El golpe ya me lo había dado, no había vuelta atrás, así que me quedaban dos opciones: pasar un mes tirado en una cama de hospital teniendo lástima por mi mismo o tratar de verle el lado positivo. Claramente es infinitamente más fácil pensarlo que hacerlo, pero en ese momento decidí que iba a reirme. De lo que fuera y como fuera, pero iba a reirme y a sacarle el lado bueno, y si no había un lado bueno se lo iba a inventar.Y lo hice. Es más, lo hice tan bien que nueve días después de la cirugía me dieron el alta. 
Pero en el medio de todo esto pasó algo más. A los 3 días de estar en el hospital internaron a un chico de mi edad en la cama de al lado. El pibe se había roto una costilla (curiosamente en la misma pista donde yo había tenido mi accidente) y existía riesgo de que se le perforara un pulmón, asi que lo tenian en observación constante. Y como yo no tenía otra cosa que hacer me dediqué a charlar con él y con su mamá cada vez que podía. Una tarde la madre me preguntó por qué yo estaba de tan buen humor, que no entendía como su hijo, que comparado conmigo no le había pasado nada, estaba super deprimido, y yo no paraba de hacer bromas y reirme. 
Y en ese momento me agarró la cosa espiritual. Cada uno ve las cosas de distintos modos, y yo en ese momento decidí llamar Dios a mi buen humor y a mis ganas de salir aldeante. Y es el día de hoy que creo que de un modo u otro tuvo que ver. Pero el highlight de todo esto no fue sino hasta el día que me dieron el alta. Cuando me estaban sacando de la habitación en silla de ruedas se me acercó la madre del muchacho, me abrazó y me dijo que su hijo estaba mejor gracias a lo que yo había hablado con ellos. 
Y ahí pude verle el lado bueno a todo. De algún modo había afectado a la gente que tenía alrededor y los había ayudado. Y es el día de hoy, cuatro años después, que me miro al espejo todas las mañanas y veo la cicatriz que me quedó de adorno en la cabeza sin sentir nada malo al respecto. Al contrario, me recuerda que tengo que empezar mi día con buen humor, garra, pila y que mientras peor anden las cosas mas risas hay que generar. Cada vez que me preguntan que me pasó en la cabeza (además de estar casi pelado a los veinticuatro) lo cuento con una sonrisa, porque es otro recordatorio de lo afortunado que soy de haber vivido esta experiencia. Y no, no sueno en los aeropuertos.Listo, momento terminado... de vuelta a contar chistes sobre pederastas y nazis.







jueves, 13 de noviembre de 2014

Sobre putas, trolas y solidaridad masculina

Situación: se juntan dos amigos (hombres ambos dos preferentemente) al día siguiente de una noche de fiesta en donde el sujeto A, que por ser alguien despreciable y que no nos va a caer bien, llamaremos Orugario (en honor a un diablo del libro "Cartas del diablo a su sobrino" de C.S. Lewis, lectura recomendada a todos) y el sujeto B, que por ser solo un personaje accesorio, seguiremos llamando B.
Luego de unos breves saludos y algún que otro comentario sobre la borrachera de la noche anterior, Orugario comenta, con una sonrisa cómplice.
-Chabón, ¿viste la minita con la que me fui anoche del boliche? Re trolita terminó siendo, entregó de toque".
Analicemos el comentario.
Para empezar, daremos por sentado que es verdad que hubo sexo la noche anterior, aunque no sería raro que Orugario estuviera tratando de impresionar a su amigo para quedar como un winner. Si , de hecho, hubo sexo la noche anterior, tampoco es muy loco pensar que la muchacha, a quien injustamente olvidamos darle un nombre, no tuvo sexo sola (la vamos a llamar C, porque en este caso ella tampoco es importante, vamos a concentrar nuestro odio en el amigo Orugario). Si C no tuvo sexo sola, y lo que dice Orugario es verdad, entonces también es válido sospechar que fue, en efecto, Orugario la otra parte del coito (abandonando toda pompa y gala, que palabra de mierda, coito... horrible). Y si Orugario fue la otra parte, eso automáticamente lo convierte en una "trolita" también. Ahora que sé lógica puedo asegurar que mi línea de razonamiento no tiene fallas.
Así que Orugario también es una trolita. O no. Pero si él no lo es, entonces tampoco lo es C, ya que ambos tuvieron el mismo accionar. También podemos decir que Orugario es un imbécil, y que básicamente C le hizo un favor al acostarse con él, pero eso es solo una opinión personal. Un momento, yo estoy escribiendo esto... mis reglas. Orugario es un imbécil.
Tratando de ponerme en el lugar de Orugario (no es difícil ya que varias veces no pude evitar ser él, me remito a la primer entrada de este blog y le echo la culpa a mi mamá) voy a tratar de seguir su línea de razonamiento.
Estoy en el boliche y veo una chica que me gusta. De algún modo me acerco a ella, con el objetivo claro que como mínimo le quiero dar un beso, por no decir romperle la boca, chaparla, comermela y otras procacidades que pueden seguir. Por algún motivo, ya sea por mis habilidades para convencer a C o simplemente porque le gusté, ella busca lo mismo que yo. Entonces nos vamos y pasa lo que pasa. O sea que C (olvidándonos que ella tambien quería algo) hizo lo que yo quería que hiciera. Acá también vamos a suponer que lo hizo bien. Y eso la convierte en "trolita". ¿Tiene sentido, no?
Por algún motivo, si bien Orugario y C hicieron exactamente lo mismo, hablando mal y pronto, coger, Orugario es una suerte de "ganador" y C es una "trolita". Y lamentablemente Orugario no es el el único que lo ve así. Está validado por B y probablemente por todo su grupo de amigos. Cambio de opinión, ahora B nos cae mal también.

Solo por deporte, vamos a analizar la misma situación pero con un desenlace distinto:
-Chabón, ¿viste la minita con la que me fui anoche del boliche? Terminó siendo una histérica de mierda, me la comí un par de veces y después se fue a la casa, me dejó re manija-
Orugario, sos un imbécil.
O sea que, si C se acuesta con Orugario, es una trolita. Si C no se acuesta con Orugario, es una histérica de mierda. Pobre C, no tiene escapatoria. Por suerte a C ni le va ni le viene lo que opinemos de ella, tiene la autoestima bien en su lugar y sabe lo que quiere.
Hay una infinidad de motivos por los cuales C pudo haber decidido no acostarse con Orugario, pero solo vamos a enumerar algunos:
-No tenía ganas
-Orugario, de pronto, dejó de parecerle atractivo (probablemente se dió cuenta de que era un imbécil).
-Se sentía mal.
-Se empezó a sentir mal.
-Se acordó que estaba indispuesta (basta de giladas, no es algo feo, lo feo es cuando una no está indispuesta y no está segura del por qué)
-NO QUISO QUEDAR COMO UNA TROLITA.

Y acá es donde entra la solidaridad masculina del título, Orugarios del mundo. Dejen de llamar trolitas, putas, putitas, fáciles, rápidas, etc, a las mujeres que por el motivo que fuere decidieron acostarse con ustedes. Lo único que logran, además de inhibir a las chicas, es que los pobres infelices que estamos intentando ponerla no podamos. 

¿Algún publicista que quiera armar una campaña al respecto?

JMR