domingo, 16 de noviembre de 2014

LGBT

Por primera vez (y no la última) tuve el placer de ir a la marcha por el Orgullo Gay en Buenos Aires.
Y que fiestón. Se celebró la diversidad, el avance de la sociedad y los implantes (siliconas, siliconas por doquier). Desde un punto de vista filosófico y siguiendo la línea de pseudo filosofía progresista de las redes sociales que me gusta seguir, podría decir que técnicamente no debería haber ninguna marcha del Orgullo Gay, que todos somos personas, que lo que importa es el amor y hacer el bien, y otros pensamientos con la profundidad de un charco. Lo que no les quita verdad.

Pero vayamos a lo importante y lo que los diez lectores de este blog quieren saber: ¿Cómo vivió Orugario todo esto?. Vale aclarar que de ahora en más Orugario será una suerte de alterego, como el Slim Shady de Eminem, el Mr. Hyde del Dr. Jekyll, o el Hulk de Bruce Banner. 

Partamos de la premisa de que Orugario es un imbécil, como se dejo bien en claro en una entrada anterior (que puede adquirir en el hall de la entrada del Teatro o, en su defecto, en el link al historial que aparece a la derecha de su pantalla). Pero a Orugario no le interesa que todos sepan que es un imbécil. Así que trata de disimularlo y hacerse el progre yendo a la Marcha del Orgullo Gay. 

Por algún motivo, ese machismo intrínseco que tenemos la gran mayoría de los hombres adentro nos hace pensar varias cosas, entre las cuales podemos destacar las siguientes:

1)"Es gay, seguro me quiere coger". Por supuesto, porque a un hombre gay no le importa ni la estética, ni el atractivo físico, ni nada más. Básicamente es una maquinita depravada que lo único que quiere es cogerse otros hombres. La lógica es innegable. Orugario, bajate del caballo, no estás tan bueno.

2) "Es lesbiana porque seguro nadie se la cogió bien" que suele venir acompañado de "Si la agarro yo, la traigo de nuevo al lado bueno de la Fuerza". Acá podemos usar una alegoría algo idiota pero que puede servir. Me gustan las mandarinas, pero la mandarina que comi el otro dia estaba fea. Mejor dejo de comer mandarinas toda mi vida y como manzanas aunque no me gusten. A Orugario en ningún momento se le ocurrió pensar que tal vez, solo tal vez, a esta señorita X simplemente le gustan las manzanas y no tiene absolutamente nada que ver con las mandarinas. Y ahi atacamos el siguiente punto: si no te gustan las mandarinas, por mas que te den la mejor mandarina del mundo, probablemente no cambies de opinion sobre las mandarinas (eso dando por sentado que la mandarina de Orugario es la mejor del mundo, concepto sobre el cual tengo serias dudas). A mi me pasa con el apio por ejemplo, ni aunque me den el mejor apio de mundo me va a gustar. Me gusta el tono inocentón que tomó esto, claramente ya estoy preparado para explicarle a un menor como se hacen los bebés.

3) Si es gay es porque tiene algún problema, seguro lo tocaron de chico o algo así. Obviamente el origen de la homosexualidad se puede explicar con algún trauma de la niñez, ¿quién en su sano juicio podría elegir serlo?


Orugario, necesitás terapia urgente.

Pero por otro lado a Orugario le conviene juntarse con esta gente enferma. Por algún motivo que seguramente no tiene nada que ver con lo simpático o agradable que puede llegar a ser alguien que no está constantemente tratando de levantarselas, a las mujeres les gusta la compañía de sus amigos gay. Y ahí es donde Orugario ver una luz de oportunidad. Porque también aprendió que por algún motivo todavía desconocido (sospecho seriamente porque el hombre homosexual se cuida mucho mas que los neanderthales heteros que se rascan el escroto en público) las mujeres suelen calentarse durante estas reuniones (trolitas todas, de más está decirlo). Y cuando deciden que necesitan algo de atención extra... BOOM! No tienen demasiadas opciones. Entonces, a pesar de su imbecilidad o su falta de atractivos, Orugario se convierte automáticamente en un candidato pasable para dicho fin. Es similar a cuando uno abre la heladera diez veces en una hora y finalmente termina comiéndose esa hoja de lechuga que sobró de la ensalada del domingo. La hoja de lechuga no cambió, pero si cambiaron las espectativas de encontrar algo mejor. Bien Orugario, pegaste una.

Pero no todo son tragos dulces. Para el espanto de Orugario, durante toda la tarde que pasó en la marcha, no puedo evitar sorprenderse a sí mismo mirando con más que interés las piernas de alguna señorita que luego de un análisis quisquilloso terminó siendo una no-señorita. Y por quisquilloso nos referimos a notar la presencia de una nuez de Adán, un timbre de voz algo sospechoso o directamente una prominente barba.


Y esto le molesta a Orugario, porque en su cerebro machista no le cabe la idea de que le puedan gustar las piernas de algo que no sea una mujer. Pero le molesta más aún que en algún rincón de su oscuro cerebro, un pequeño indicio de lucidez le haga pensar "¿Y si me estoy periendo de un montón?". Pero deshecha la idea al instante con el siguiente comentario "Es mi vida, ¿a quién carajo le importa?". Oh, la ironía.


JMR


viernes, 14 de noviembre de 2014

Un accidente

Esta historia la debo haber contado miles de veces pero nunca lo había escrito... vamos a hacer un poco de catarsis.
Hace cuatro años cambie. Primero y principal, cambie de cara... los que me conocen desde hace mas de 4 años sabran recordar (espero que no) mi abundante nariz. Los que no, bueno... zafaron.Pero lo más importante fue que cambie mi mentalidad. Cambie mi forma de ver las cosas y la forma de encarar lo que me pasa. Hace cuatro años renací.Para los que no están al tanto porque no se animaron a preguntarme por mi cicatriz (son los menos) lo resumo: hace cuatro años tuve un accidente andando en snowboard y tuvieron que ponerme placas de titanio en la cara para reemplazar el hueso destruido. Estoy muy seguro que hay una forma mucho mas técnica y precisa de definirlo, espero que algún lector avezado en las artes de la medicina pueda ayudarme con esto. Pero hablando mal y pronto (la única manera en que sé hacerlo) me hice mierda. Y no solo eso, sino que estaba solo y en otro pais. Me dijeron que iba a estar en el hospital un mes, y yo ya había decidido que iba a enfrentarlo solo. Era mi primera experiencia por mi cuenta y uno de los riesgos era que pasara algo, por lo cual la decisión fue que ninguno de mis padres viajara a acompañarme. 
Asi que el panorama era el siguiente: un mes de hospital, solo, sin poder ver ni moverme debido a la hinchazón general de la cara y la rotura del tobillo (si, tambien me rmopi el tobillo, pero esa lesión empalidece frente a la de la cara). Cuando finalmente entendí bien todo lo que estaba pasando y lo que iba a tener que pasar tomé una decisión: esto no me va a ganar. El razonamiento fue bastante simple dentro de todo, no es la gran cosa. El golpe ya me lo había dado, no había vuelta atrás, así que me quedaban dos opciones: pasar un mes tirado en una cama de hospital teniendo lástima por mi mismo o tratar de verle el lado positivo. Claramente es infinitamente más fácil pensarlo que hacerlo, pero en ese momento decidí que iba a reirme. De lo que fuera y como fuera, pero iba a reirme y a sacarle el lado bueno, y si no había un lado bueno se lo iba a inventar.Y lo hice. Es más, lo hice tan bien que nueve días después de la cirugía me dieron el alta. 
Pero en el medio de todo esto pasó algo más. A los 3 días de estar en el hospital internaron a un chico de mi edad en la cama de al lado. El pibe se había roto una costilla (curiosamente en la misma pista donde yo había tenido mi accidente) y existía riesgo de que se le perforara un pulmón, asi que lo tenian en observación constante. Y como yo no tenía otra cosa que hacer me dediqué a charlar con él y con su mamá cada vez que podía. Una tarde la madre me preguntó por qué yo estaba de tan buen humor, que no entendía como su hijo, que comparado conmigo no le había pasado nada, estaba super deprimido, y yo no paraba de hacer bromas y reirme. 
Y en ese momento me agarró la cosa espiritual. Cada uno ve las cosas de distintos modos, y yo en ese momento decidí llamar Dios a mi buen humor y a mis ganas de salir aldeante. Y es el día de hoy que creo que de un modo u otro tuvo que ver. Pero el highlight de todo esto no fue sino hasta el día que me dieron el alta. Cuando me estaban sacando de la habitación en silla de ruedas se me acercó la madre del muchacho, me abrazó y me dijo que su hijo estaba mejor gracias a lo que yo había hablado con ellos. 
Y ahí pude verle el lado bueno a todo. De algún modo había afectado a la gente que tenía alrededor y los había ayudado. Y es el día de hoy, cuatro años después, que me miro al espejo todas las mañanas y veo la cicatriz que me quedó de adorno en la cabeza sin sentir nada malo al respecto. Al contrario, me recuerda que tengo que empezar mi día con buen humor, garra, pila y que mientras peor anden las cosas mas risas hay que generar. Cada vez que me preguntan que me pasó en la cabeza (además de estar casi pelado a los veinticuatro) lo cuento con una sonrisa, porque es otro recordatorio de lo afortunado que soy de haber vivido esta experiencia. Y no, no sueno en los aeropuertos.Listo, momento terminado... de vuelta a contar chistes sobre pederastas y nazis.







jueves, 13 de noviembre de 2014

Sobre putas, trolas y solidaridad masculina

Situación: se juntan dos amigos (hombres ambos dos preferentemente) al día siguiente de una noche de fiesta en donde el sujeto A, que por ser alguien despreciable y que no nos va a caer bien, llamaremos Orugario (en honor a un diablo del libro "Cartas del diablo a su sobrino" de C.S. Lewis, lectura recomendada a todos) y el sujeto B, que por ser solo un personaje accesorio, seguiremos llamando B.
Luego de unos breves saludos y algún que otro comentario sobre la borrachera de la noche anterior, Orugario comenta, con una sonrisa cómplice.
-Chabón, ¿viste la minita con la que me fui anoche del boliche? Re trolita terminó siendo, entregó de toque".
Analicemos el comentario.
Para empezar, daremos por sentado que es verdad que hubo sexo la noche anterior, aunque no sería raro que Orugario estuviera tratando de impresionar a su amigo para quedar como un winner. Si , de hecho, hubo sexo la noche anterior, tampoco es muy loco pensar que la muchacha, a quien injustamente olvidamos darle un nombre, no tuvo sexo sola (la vamos a llamar C, porque en este caso ella tampoco es importante, vamos a concentrar nuestro odio en el amigo Orugario). Si C no tuvo sexo sola, y lo que dice Orugario es verdad, entonces también es válido sospechar que fue, en efecto, Orugario la otra parte del coito (abandonando toda pompa y gala, que palabra de mierda, coito... horrible). Y si Orugario fue la otra parte, eso automáticamente lo convierte en una "trolita" también. Ahora que sé lógica puedo asegurar que mi línea de razonamiento no tiene fallas.
Así que Orugario también es una trolita. O no. Pero si él no lo es, entonces tampoco lo es C, ya que ambos tuvieron el mismo accionar. También podemos decir que Orugario es un imbécil, y que básicamente C le hizo un favor al acostarse con él, pero eso es solo una opinión personal. Un momento, yo estoy escribiendo esto... mis reglas. Orugario es un imbécil.
Tratando de ponerme en el lugar de Orugario (no es difícil ya que varias veces no pude evitar ser él, me remito a la primer entrada de este blog y le echo la culpa a mi mamá) voy a tratar de seguir su línea de razonamiento.
Estoy en el boliche y veo una chica que me gusta. De algún modo me acerco a ella, con el objetivo claro que como mínimo le quiero dar un beso, por no decir romperle la boca, chaparla, comermela y otras procacidades que pueden seguir. Por algún motivo, ya sea por mis habilidades para convencer a C o simplemente porque le gusté, ella busca lo mismo que yo. Entonces nos vamos y pasa lo que pasa. O sea que C (olvidándonos que ella tambien quería algo) hizo lo que yo quería que hiciera. Acá también vamos a suponer que lo hizo bien. Y eso la convierte en "trolita". ¿Tiene sentido, no?
Por algún motivo, si bien Orugario y C hicieron exactamente lo mismo, hablando mal y pronto, coger, Orugario es una suerte de "ganador" y C es una "trolita". Y lamentablemente Orugario no es el el único que lo ve así. Está validado por B y probablemente por todo su grupo de amigos. Cambio de opinión, ahora B nos cae mal también.

Solo por deporte, vamos a analizar la misma situación pero con un desenlace distinto:
-Chabón, ¿viste la minita con la que me fui anoche del boliche? Terminó siendo una histérica de mierda, me la comí un par de veces y después se fue a la casa, me dejó re manija-
Orugario, sos un imbécil.
O sea que, si C se acuesta con Orugario, es una trolita. Si C no se acuesta con Orugario, es una histérica de mierda. Pobre C, no tiene escapatoria. Por suerte a C ni le va ni le viene lo que opinemos de ella, tiene la autoestima bien en su lugar y sabe lo que quiere.
Hay una infinidad de motivos por los cuales C pudo haber decidido no acostarse con Orugario, pero solo vamos a enumerar algunos:
-No tenía ganas
-Orugario, de pronto, dejó de parecerle atractivo (probablemente se dió cuenta de que era un imbécil).
-Se sentía mal.
-Se empezó a sentir mal.
-Se acordó que estaba indispuesta (basta de giladas, no es algo feo, lo feo es cuando una no está indispuesta y no está segura del por qué)
-NO QUISO QUEDAR COMO UNA TROLITA.

Y acá es donde entra la solidaridad masculina del título, Orugarios del mundo. Dejen de llamar trolitas, putas, putitas, fáciles, rápidas, etc, a las mujeres que por el motivo que fuere decidieron acostarse con ustedes. Lo único que logran, además de inhibir a las chicas, es que los pobres infelices que estamos intentando ponerla no podamos. 

¿Algún publicista que quiera armar una campaña al respecto?

JMR


APERTURA

Finalmente, luego de eternas peleas contra Google, Blogspot y metodos de reconciliación de cuentas (por no contar mi eterna paja, que sumo bastante al retraso de esto) acá estamos de nuevo, en el mundo Blogger.
Sin muchos preámbulos, vamos a darle de lleno... muchas puteadas, mucho intelectualismo de tabloide y tal vez, de vez en cuando, alguna idea profunda que se escape de entre la maraña de cosas que tengo en la cabeza (en sentido figurado, se entiende).
Cualquier queja que pueda haber, lo hablan con mi vieja, que fue la que me crió y la que, según un análisis psicológico que hice a través de una aplicación de facebook, es la culpable de todos mis problemas.
Sobre la constancia de subida de entradas no puedo asegurar nada, como hiciera otrora en mi blog de Europa (que pueden conseguir en los puestos ubicados en el hall del teatro).

Aquí viene lo bueno, jóvenes.