jueves, 1 de diciembre de 2016

Se me cayó esto...

-Me gustás- dijo él.
Pero ella no lo tomó en serio.
-En serio te digo, me gustás- insistió él.
Pero ella siguió sin confiar
Por tercera vez él intentó:
-No se por qué no me crees, te estoy diciendo en serio, me gustás-
¿Pero cómo iba a creerle?
Su postura amistosa seguía intacta. 
Su actitud corporal no se había inmutado.
Sus tonos de voz eran inmutables.
Su boca decía algo, pero su cuerpo se disociaba.
Él no estaba expresando un deseo, estaba exponiendo una situación.
-Te estoy informando de algo. Algo que no afecta en lo más mínimo nuestra situación actual. Solo expongo un concepto. Pero no me afecta. No me cambia, no me mueve. Todo sigue igual-
Y si todo seguía igual, ¿por qué creerle que había cambiado algo, que de golpe sentía algo distinto?.
Y ahí se quedó, preguntándose por qué su táctica perfecta de exponer lo que sentía directamente no había funcionado. Y ahí se quedó, enojado con el resto y con el mundo en su totalidad.

1 comentario:

  1. ¿y si la otra persona no se da cuenta que no cambia nada porque en el fondo siempre fue eso lo que sentía? ¿Por qué se tiene que enojar él, cuando quién no comprende que no hay cambio porque siempre fue parte de esa realidad es la otra persona?
    Salir enojado con el mundo por dejar de tener un tumor en la garganta, es lo más ilógico de todo. Pobre de ella, que no ve que hasta en toda broma hay algo de realidad.

    ResponderEliminar