viernes, 14 de noviembre de 2014

Un accidente

Esta historia la debo haber contado miles de veces pero nunca lo había escrito... vamos a hacer un poco de catarsis.
Hace cuatro años cambie. Primero y principal, cambie de cara... los que me conocen desde hace mas de 4 años sabran recordar (espero que no) mi abundante nariz. Los que no, bueno... zafaron.Pero lo más importante fue que cambie mi mentalidad. Cambie mi forma de ver las cosas y la forma de encarar lo que me pasa. Hace cuatro años renací.Para los que no están al tanto porque no se animaron a preguntarme por mi cicatriz (son los menos) lo resumo: hace cuatro años tuve un accidente andando en snowboard y tuvieron que ponerme placas de titanio en la cara para reemplazar el hueso destruido. Estoy muy seguro que hay una forma mucho mas técnica y precisa de definirlo, espero que algún lector avezado en las artes de la medicina pueda ayudarme con esto. Pero hablando mal y pronto (la única manera en que sé hacerlo) me hice mierda. Y no solo eso, sino que estaba solo y en otro pais. Me dijeron que iba a estar en el hospital un mes, y yo ya había decidido que iba a enfrentarlo solo. Era mi primera experiencia por mi cuenta y uno de los riesgos era que pasara algo, por lo cual la decisión fue que ninguno de mis padres viajara a acompañarme. 
Asi que el panorama era el siguiente: un mes de hospital, solo, sin poder ver ni moverme debido a la hinchazón general de la cara y la rotura del tobillo (si, tambien me rmopi el tobillo, pero esa lesión empalidece frente a la de la cara). Cuando finalmente entendí bien todo lo que estaba pasando y lo que iba a tener que pasar tomé una decisión: esto no me va a ganar. El razonamiento fue bastante simple dentro de todo, no es la gran cosa. El golpe ya me lo había dado, no había vuelta atrás, así que me quedaban dos opciones: pasar un mes tirado en una cama de hospital teniendo lástima por mi mismo o tratar de verle el lado positivo. Claramente es infinitamente más fácil pensarlo que hacerlo, pero en ese momento decidí que iba a reirme. De lo que fuera y como fuera, pero iba a reirme y a sacarle el lado bueno, y si no había un lado bueno se lo iba a inventar.Y lo hice. Es más, lo hice tan bien que nueve días después de la cirugía me dieron el alta. 
Pero en el medio de todo esto pasó algo más. A los 3 días de estar en el hospital internaron a un chico de mi edad en la cama de al lado. El pibe se había roto una costilla (curiosamente en la misma pista donde yo había tenido mi accidente) y existía riesgo de que se le perforara un pulmón, asi que lo tenian en observación constante. Y como yo no tenía otra cosa que hacer me dediqué a charlar con él y con su mamá cada vez que podía. Una tarde la madre me preguntó por qué yo estaba de tan buen humor, que no entendía como su hijo, que comparado conmigo no le había pasado nada, estaba super deprimido, y yo no paraba de hacer bromas y reirme. 
Y en ese momento me agarró la cosa espiritual. Cada uno ve las cosas de distintos modos, y yo en ese momento decidí llamar Dios a mi buen humor y a mis ganas de salir aldeante. Y es el día de hoy que creo que de un modo u otro tuvo que ver. Pero el highlight de todo esto no fue sino hasta el día que me dieron el alta. Cuando me estaban sacando de la habitación en silla de ruedas se me acercó la madre del muchacho, me abrazó y me dijo que su hijo estaba mejor gracias a lo que yo había hablado con ellos. 
Y ahí pude verle el lado bueno a todo. De algún modo había afectado a la gente que tenía alrededor y los había ayudado. Y es el día de hoy, cuatro años después, que me miro al espejo todas las mañanas y veo la cicatriz que me quedó de adorno en la cabeza sin sentir nada malo al respecto. Al contrario, me recuerda que tengo que empezar mi día con buen humor, garra, pila y que mientras peor anden las cosas mas risas hay que generar. Cada vez que me preguntan que me pasó en la cabeza (además de estar casi pelado a los veinticuatro) lo cuento con una sonrisa, porque es otro recordatorio de lo afortunado que soy de haber vivido esta experiencia. Y no, no sueno en los aeropuertos.Listo, momento terminado... de vuelta a contar chistes sobre pederastas y nazis.







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